Reforma integral de la vivienda
Hace unos días os hablaba de las reformas en la cocina y qué es lo que hay que considerar a la hora de establecer un presupuesto. Pues bien: en este caso, vamos a "tirar la casa por la ventana" y nos embarcaremos en una reforma integral de la vivienda. Si nuestro piso esta viejo o anticuado y sus instalaciones requieren un cambio radical, o simplemente lo que nos interesa es darle una nueva vida y entidad, entonces tendremos que ir, forzosamente, por partes.
Una reforma integral de la vivienda pasa, en ocasiones, por hacer obras de redistribución. Para ello es necesario contar con un permiso de obra menor, la aquiescencia de la comunidad de propietarios (si vivimos en un piso) y un proyecto realizado por un profesional o una empresa, que nos asegure que esa obra puede hacerse y que no se tocarán los muros de carga. Dentro del presupuesto hay que contar con estos gastos; si contratamos a una empresa que se encargue de todo, ellos lo incluirán en el presupuesto final (en HAZMEPRECIO.com contamos con los mejores profesionales, que os facilitarán presupuestos rápidos y ajustados, a la medida de vuestras posibilidades).
Las instalaciones de electricidad y fontanería son otro cantar. Por lo general, cuando se cambian unas se suele aprovechar para renovar también las otras. Primero va la red de fontanería y después la eléctrica; lo mejor es contratar a dos profesionales que vayan coordinados, para que cuando uno termine el otro pase de inmediato a hacer su trabajo. Después tendréis que contar con un albañil o una cuadrilla que revoque las rozas donde van las instalaciones, así como un pintor para dejar las paredes en perfecto estado.
Los suelos son, normalmente, lo último a renovar. Actualmente hay tanta variedad que es complicado decir cuál es el mejor. Los pavimentos de madera son preciosos y cálidos, pero requieren mantenimiento y no son adecuados para calefacción con suelo radiante. Los laminados son también una buena opción, ya que son más económicos (salvo excepciones) y se colocan con rapidez. La cerámica sigue siendo un clásico, y las opciones de gres porcelánico que hay actualmente son realmente preciosas, con imitaciones de madera, piedra o incluso metal oxidado casi idénticas a los materiales mencionados. Además, hay suelos de cemento pulido, baldosa hidráulica, pavimentos vinílicos o de linóleo de última generación...
Para terminar, hay que mencionar los cerramientos exteriores (ventanas y acristalamientos; ahora mismo existe la posibilidad de acogerse al Plan Renove para obtener subvenciones para cambiarlos), la puerta o puertas de entrada (lo mejor es que sean seguras, blindadas o acorazadas; merece la pena invertir un poco más) y las puertas de interior. Sumando todos estos elementos, añadiendo posibles permisos e impuestos, acogiéndonos a las subvenciones y contando con un porcentaje (alrededor de un 10%) para imprevistos, obtendremos un presupuesto que se acercará bastante al definitivo.