Qué pintura utilizar para cada superficie

La variedad de pinturas que hay en los establecimientos especializados es tan enorme, que por lo general la sección dedicada a ellas de los centros de bricolaje y decoración ocupa varios pasillos... Para el particular que acude a comprar pintura, esta variedad suele resultar bastante desconcertante. Por eso es bueno saber en qué consiste cada producto, para qué sirve y con qué se limpia.

- Pinturas plásticas, acrílicas y vinílicas: son las más utilizadas, y su rasgo común es que todas se rebajan y limpian con agua. Desprenden poco olor y se secan bastante rápido. Las pinturas plásticas son un clásico para pintar paredes, y las vinílicas son para la misma aplicación, aunque se trata de una incorporación más reciente (se limpian mejor y son más resistentes). Los esmaltes acrílicos se suelen utilizar para pintar muebles y carpinterías: marcos de puertas, molduras...

- PInturas sintéticas:
son productos con base de aceite, y todos ellos se limpian y rebajan con disolvente o aguarrás. Desprenden fuerte olor y tardan bastante en secar; además, son más espesas y  más complicadas de aplicar. Eso sí, también son más resistentes a las limpiezas, los golpes y los fregados. Estas pinturas se usar sólo para muebles, objetos, carpinterías, rejas, puertas... Para que queden perfectas, las dos primeras manos es mejor darlas rebajadas y lijar cada vez que se sequen. Un rodillo de esmaltar será nuestro mejor aliado para su aplicación.

- Pinturas epoxi (de dos componentes): son las más resistentes, pero también las más caras y difíciles de aplicar. Se suelen emplear para pintar suelos o revestimientos no porosos, como por ejemplo azulejos. Hay que mezclar los dos componentes en la proporción indicada y aplicarlas de inmediato, ya que tienen un tiempo de vida útil limitado. La mezcla resultante no se puede conservar. Se aplican con brocha o rodillo y se limpian con disolvente.

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