Puertas con acabado envejecido: hazlo tú mismo
Sobre las puertas de interior ya hablamos en uno de nuestros artículos, y quedó claro que existían distintos tipos en cuanto a estructura, materiales o acabados. Pero a veces, nada de lo que encontramos en los comercios nos satisface, y entonces es el momento de recurrir al "hazlo tú mismo". Por ejemplo, ¿a quién no le gustan las puertas en madera antigua y noble, de tipo rústico? Este tipo de puertas nos puede salir muy caro si las compramos ya terminadas, pero si las teñimos y envejecemos nosotros mismos nos ahorraremos un buen dinero.
Existen comercios que venden las puertas en madera de pino sin tratar a muy buen precio: centros de bricolaje, almacenes... Una vez en casa, hay que lijarlas con cuidado buscando restos de cola o resina para evitar que luego queden a la vista. La lija, siempre en el sentido de la veta. Después quitaremos el polvo con un paño ligeramente humedecido y daremos la primera mano de tinte. Yo recomiendo emplear tintes al disolvente ya preparados, que cubren mejor; los hay en muchos tonos y para aplicarlos se puede emplear una esponja, y así no dejaremos marcas de brocha.
Cuando el tinte esté seco hay que barnizar la puerta. Si queremos un acabado mate e invisible, podemos aplicar dos manos de barniz de poro abierto incoloro, y si lo que nos apetece tener es un bonito encerado, entonces hay que dar una mano de barniz sintético satinado (ligeramente rebajado con aguarrás) bien extendido, frotar luego la madera con lanilla de acero nº 000, y aplicar después una mano de cera incolora o amarilla. Transcurridas dos horas, sacaremos brillo con un cepillo de zapatos envuelto en una media y daremos otra mano de cera.
Esta última mano hay que dejarla secar 24 horas antes de sacarle brillo de nuevo con el cepillo y la media. El resultado será espectacular; no os lo penséis, a veces merece la pena ponerse manos a la obra...