Proteger maderas situadas en el exterior

La madera que se utiliza para carpintería de exterior, cubiertas, estructuras e instalaciones que están situadas en el exterior de las viviendas (porches, pérgolas, suelos de patios o piscinas, bordillos...) ha de estar siempre convenientemente tratada para evitar que se pudra o le ataquen los insectos xilófagos y los mohos. Actualmente, el tratamiento que más se utiliza es el llamado autoclave. Mediante este proceso, se introducen las maderas en cámaras donde se hace el vacío; entonces, se insuflan unas sales vaporizadas dentro de la cámara que penetran profundamente en la madera y la refuerzan e impermeabilizan a fondo.

A pesar de estar tratadas en autoclave, estas maderas necesitan también que se les apliquen productos protectores si van a estar soportando las agresiones de la intemperie. La opción más tradicional (y bastante eficaz y ecológica) es la aplicación de aceite de linaza, un producto que lleva toda la vida usándose en pueblos y casas rústicas para proteger maderas de puertas y ventanas exteriores. El aceite de linaza protege eficazmente de la humedad y nutre la madera, evitando su pudrición; como desventaja, podemos decir que no lleva filtros contra los rayos UVA. En caso de aplicarse, es mejor utilizar aceite de linaza cocido o con secativos para acelerar el secado del producto.

Hay otros aceites y derivados que se utilizan para la protección de las maderas. Es el caso de las especies tropicales, como la teca (en la foto), que suelen nutrirse con aceite de teca o mezclas de otras especies. Estos productos sí suelen llevar protección frente a los rayos solares. Para finalizar, tenemos también los barnices de poro abierto. Son barnices que no dejan película exterior (son invisibles, aunque sí pueden aportar color si lo deseamos), pero protegen las maderas de la lluvia, el sol y los cambios de temperatura de manera muy eficaz.

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